Una mujer afgana quería ser doctora. Ahora hace encurtidos mientras los talibanes restringen los roles de las mujeres.

KABUL, Afganistán (AP) – Frozan Ahmadzai es una de las 200,000 mujeres afganas que tienen el permiso de los talibanes para trabajar. Debería haberse graduado de la universidad este año en busca de su sueño de convertirse en doctora, pero los talibanes han prohibido a las mujeres la educación superior y las han excluido de muchos trabajos. Ahora, en vez de suturar, ella cose en un sótano en Kabul. En lugar de administrar medicamentos, hace encurtidos.

La participación de las mujeres en la fuerza laboral en Afganistán, siempre limitada por las creencias culturales conservadoras, fue del 14.8% en el 2021, antes de que los talibanes tomaran el poder e impusieran duras restricciones a las mujeres y niñas. Eso incluye prohibir la educación femenina más allá del sexto grado, impedir que las mujeres ocupen espacios públicos como parques y hacer cumplir códigos de vestimenta.

Ahmadzai dijo una de las pocas cosas positivas sobre su trabajo en el sótano en Kabul es la camaradería y el sistema de apoyo allí. Los desafíos para las mujeres afganas de obedecer los edictos talibanes mientras ayudan a mantener a sus familias y las condiciones de vida empeoran es una presión para la salud, incluida la salud mental.

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