El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, fue confirmado para un segundo mandato en el cargo por el recién elegido parlamento del país. Ramaphosa recibió 283 de los 339 votos, según informó el viernes por la noche Raymond Zondo, el jefe de justicia del país. Previo a esto, Ramaphosa aseguró un acuerdo de coalición entre su partido Congreso Nacional Africano (ANC) y el antiguo partido de oposición Alianza Democrática (DA). John Steenhuisen, un destacado político de la DA, dijo en Ciudad del Cabo que se estaba comenzando un “nuevo capítulo” en Sudáfrica luego de dos semanas de negociaciones intensivas. La declaración para formar un gobierno de unidad nacional fue firmada y afirmaba que la coalición, que incluye a otros partidos, está en interés de todos los sudafricanos. El ANC, el partido del ex luchador contra el apartheid Nelson Mandela, sufrió una gran pérdida de poder en las elecciones parlamentarias del 29 de mayo. Durante los últimos 30 años, desde el inicio de la democracia en 1994, el ANC siempre había ganado una mayoría absoluta y gobernado la economía más fuerte del continente solo. El país africano del sur, con 61 millones de habitantes, sufre de una economía en apuros, un alto desempleo, empresas estatales en mal estado, cortes regulares de energía, así como altos niveles de delincuencia y corrupción. Política y económicamente, Sudáfrica es considerada la “puerta de entrada a África”, un continente que está adquiriendo cada vez más importancia a nivel internacional debido a su abundancia de materias primas necesarias para la transición energética global lejos de los combustibles fósiles. Aunque Sudáfrica mantiene buenas relaciones con los países occidentales, el gobierno está estrechamente vinculado a Rusia y China. El país ha tomado una postura fuertemente pro-palestina en la guerra de Gaza y ha presentado una demanda por genocidio contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia.