Devotos musulmanes nómadas abarrotan un santuario en el bosque en Cachemira en disputa.

BABA NAGRI, India (AP) — El camino hacia el santuario forestal de Baba Nagri en Cachemira, India, fue un espectáculo colorido. Decenas de miles de hombres con trajes vibrantes, barbas teñidas de henna y brillantes tocados abarrotaron el santuario musulmán ubicado en la base de una montaña para rendir su homenaje la semana pasada.

Los fieles alzaban las manos y gritaban sus deseos. Algunos también ataban hilos multicolores alrededor de los árboles en el santuario, lo que representaba sus oraciones.

El santuario a Mian Nizamuddin Kiyanwi tiene sus orígenes en el siglo XIX y ofrece comidas gratuitas durante todo el año a los devotos, la mayoría de ellos de la comunidad pastoral nómada de Cachemira. Los fieles creen que sus deseos se cumplen en el santuario.

Kiyanwi, originario de Cachemira, emigró a la región de Hazara en la provincia de Jíber Pajtunjuá en Pakistán a finales del siglo XIX. Allí fue mentorizado por un santo sufí y luego regresó a Cachemira para predicar el islam. Tras su muerte, se construyó el santuario como muestra de respeto hacia él, una manifestación de los lazos únicos de la región con el sufismo.

Abdul Razaq, un devoto, dijo que ha estado visitando el santuario desde que tenía 6 años y se siente bendecido por rendir homenaje allí.

“Recuerdo que de niño teníamos que viajar mucho a pie, pero las cosas han cambiado, y hoy podemos llegar al santuario en un día”, dijo.

Otro devoto, Mohammad Farooq, quien es ciego, dijo: “Habría sido genial si pudiera ver las cosas por mí mismo, pero encuentro paz cuando visito el santuario”.

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Cachemira, dividida entre India y Pakistán y reclamada por ambos en su totalidad, es una región de mayoría musulmana.

Grupos rebeldes han estado luchando desde 1989 por la independencia de Cachemira, un objetivo apoyado por un gran número de musulmanes en el territorio en disputa.

La región ha permanecido envuelta en conflictos civiles durante décadas y el santuario, junto con cientos de otros dispersos en su paisaje, ha sido y sigue siendo, mucho más que un mero retiro espiritual para los musulmanes.

Muchos fieles encuentran en estos santuarios un espacio raro lejos de las incesantes tensiones políticas en la región.