(Bloomberg) — El estadio Moses Mabhida de 56,000 asientos en la ciudad portuaria sudafricana de Durban estaba lleno para la presentación del manifiesto electoral del gobernante Congreso Nacional Africano.
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“Somos apoyados por millones y millones de personas”, le dijo el presidente Cyril Ramaphosa a la multitud aclamadora en febrero, burlándose de la noción de que su partido era una fuerza política gastada después de tres décadas en el poder. “El ANC sigue siendo el partido de elección.”
En las semanas que siguieron, el estadio construido para albergar la Copa del Mundo de fútbol en 2010 estaba lleno nuevamente. Pero fueron los rivales del ANC, el Partido de la Libertad Inkatha y los Combatientes por la Libertad Económica, quienes lo llenaron a capacidad.
Con el país en su elección más reñida desde el fin del apartheid en 1994, el ANC enfrenta una competencia como nunca antes. Una serie de encuestas de opinión muestran que el partido corre el riesgo de perder su mayoría parlamentaria y el control de varias provincias el miércoles, en reacción a los servicios gubernamentales descuidados y la pobreza, el desempleo y la delincuencia rampantes.