JERUSALÉN (AP) — La muerte del presidente de Irán es improbable que conduzca a cambios inmediatos en el sistema de gobierno de Irán o en sus políticas generales, que son decididas por el Líder Supremo Ayatolá Alí Jamenei.
Pero Ebrahim Raisi, quien falleció en un accidente de helicóptero el domingo, era visto como un candidato principal para suceder al líder supremo de 85 años, y su muerte hace más probable que eventualmente el trabajo pueda pasar al hijo de Jamenei.
Una sucesión hereditaria supondría una potencial crisis de legitimidad para la República Islámica, que se estableció como una alternativa a la monarquía pero que muchos iraníes ya ven como un régimen corrupto y dictatorial.
Aquí está una mirada a lo que viene después.
¿CÓMO FUNCIONA EL GOBIERNO DE IRÁN?
Irán celebra elecciones regulares para presidente y parlamento con sufragio universal.
Pero el líder supremo tiene la última palabra en todas las políticas principales, sirve como comandante en jefe de las fuerzas armadas y controla la poderosa Guardia Revolucionaria.
El líder supremo también nombra a la mitad de los 12 miembros del Consejo de Guardianes, un cuerpo clerical que examina a los candidatos para presidente, parlamento y la Asamblea de Expertos, un cuerpo electo de juristas encargados de elegir al líder supremo.
En teoría, los clérigos supervisan la república para asegurar que cumple con la ley islámica. En la práctica, el líder supremo administra cuidadosamente el sistema de gobierno para equilibrar los intereses en competencia, avanzar en sus propias prioridades y asegurar que nadie desafíe a la República Islámica o su papel como líder supremo.
Raisi, un duro que era visto como un protegido de Jamenei, fue elegido presidente en 2021 después de que el Consejo de Guardianes bloqueara a cualquier otro candidato conocido de postularse en su contra, y la participación fue la más baja en la historia de la República Islámica. Él sucedió a Hassan Rouhani, un moderado relativo que había servido como presidente en los últimos ocho años y que venció a Raisi en 2017.
Después de la muerte de Raisi, de acuerdo con la constitución de Irán, el Vicepresidente Mohamad Mokhber, un desconocido relativo, se convirtió en presidente interino, con elecciones obligatorias en un plazo de 50 días. Es probable que esa votación sea cuidadosamente administrada para producir un presidente que mantenga el status quo.
Eso significa que Irán continuará imponiendo algún grado de ley islámica y reprimiendo la disidencia. Enriquecerá uranio, apoyará a grupos armados en todo Medio Oriente y mirará al Oeste con profunda desconfianza.
¿QUÉ IMPLICA ESTO PARA LA SUCESIÓN?
Los presidentes vienen y van, algunos más moderados que otros, pero cada uno opera bajo la estructura del sistema de gobierno.
Si algún cambio importante ocurre en Irán, es probable que suceda después del fallecimiento de Jamenei, cuando se elija a un nuevo líder supremo por segunda vez desde la Revolución Islámica de 1979. Jamenei sucedió al fundador de la República Islámica, el Ayatolá Ruhollah Jomeini, en 1989.
El próximo líder supremo será elegido por los 88 miembros de la Asamblea de Expertos, que son elegidos cada ocho años de entre los candidatos examinados por el Consejo de Guardianes. En la elección más reciente, en marzo, Rouhani fue vetado para postularse, mientras que Raisi ganó un escaño.
Cualquier discusión sobre la sucesión, o maquinaciones relacionadas con ella, ocurren lejos de los ojos del público, lo que dificulta saber quién podría estar en la contienda. Pero las dos personas vistas por los analistas como más probables de suceder a Jamenei eran Raisi y el propio hijo del líder supremo, Mojtaba, de 55 años, un clérigo chiita que nunca ha ocupado un cargo gubernamental.
¿QUÉ PASA SI EL HIJO DEL LÍDER SUPREMO LO SUCEDIA?
Los líderes de la República Islámica desde la revolución de 1979 han retratado su sistema como superior, no solo a las democracias de un decadente Occidente, sino a las dictaduras militares y monarquías que prevalecen en todo Medio Oriente.
La transferencia de poder del líder supremo a su hijo podría provocar enojo, no solo entre los iraníes que ya critican el gobierno clerical, sino entre los partidarios del sistema que podrían verlo como no islámico.
Las sanciones occidentales relacionadas con el programa nuclear han devastado la economía de Irán. Y la aplicación de la ley islámica, que se hizo más severa bajo Raisi, ha alienado aún más a mujeres y jóvenes.
La República Islámica ha enfrentado varias oleadas de protestas populares en los últimos años, más recientemente después del fallecimiento en 2022 de Mahsa Amini, quien fue arrestada por supuestamente no cubrirse el cabello en público. Más de 500 personas murieron y más de 22,000 fueron detenidas en una violenta represión.
La muerte de Raisi podría complicar la transición a un nuevo líder supremo y podría provocar más inestabilidad.