La pausa de Biden en pruebas de armas vinculada a Israel

La señal no estaba llegando. No a través de las llamadas telefónicas ni de los emisarios ni de las declaraciones públicas ni de las reuniones conjuntas del comité. Y así, frustrado porque lo estaban ignorando, el Presidente Biden eligió una forma más dramática de hacerse entender ante los líderes israelíes. Dejó de enviar las bombas.

La decisión de Biden de pausar la entrega de 3,500 bombas a Israel pretendía transmitir una señal poderosa de que su paciencia tiene límites. Aunque insiste en que su apoyo al estado judío sigue siendo “inquebrantable”, Biden optó por usar por primera vez desde que estalló la guerra en Gaza el otoño pasado su poder como principal proveedor de armas de Israel para demostrar su descontento.

La retención de las bombas representa un punto de inflexión significativo en la relación de 76 años entre Estados Unidos e Israel, históricamente una de las asociaciones de seguridad más estrechas del mundo. Pero no necesariamente tiene que ser un punto de quiebre. La administración Biden todavía está permitiendo que se envíen otras armas a Israel, y de hecho los funcionarios enfatizaron que aún no se ha tomado una decisión final sobre las bombas que actualmente están en el limbo. Biden espera que la pausa impulse a Israel a cambiar de rumbo.

“Vamos a seguir haciendo lo necesario para asegurar que Israel tenga los medios para defenderse”, dijo el secretario de Defensa Lloyd J. Austin III a los senadores en una audiencia el miércoles cuando se convirtió en el primer funcionario de la administración en confirmar públicamente la pausa en las armas. “Pero dicho esto, actualmente estamos revisando algunos envíos de asistencia de seguridad a corto plazo en el contexto de los acontecimientos en Rafah”.

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Los planes de Israel de invadir Rafah, la ciudad del sur de Gaza donde más de un millón de palestinos se han refugiado, han sido motivo de intensa fricción con la administración Biden durante meses. Los israelíes mantienen que necesitan entrar en Rafah para terminar de destruir a Hamas, mientras los estadounidenses se oponen a una operación que temen resultará en una amplia cantidad de víctimas civiles.

La disputa llegó a su punto álgido en los últimos días, ya que el primer ministro Benjamin Netanyahu de Israel y su gabinete de guerra parecían estar acercándose a una decisión de proceder con el asalto militar a Rafah a pesar de las objeciones de Estados Unidos. Los funcionarios de la administración dijeron que habían comenzado a revisar armas el mes pasado que podrían ser utilizadas en la operación y que Biden había aprobado la retención de las bombas la semana pasada.

“La decisión significa que Biden ha decidido usar su única forma real de influir sobre Bibi – retener armas”, dijo Cliff Kupchan, presidente de Eurasia Group, quien acababa de regresar de un viaje al Medio Oriente, refiriéndose a Netanyahu por su apodo. “Es un punto bajo para las relaciones entre Estados Unidos e Israel, ya que comienza a poner en juego la seguridad israelí. Biden no tenía otra opción. La guerra es una carga para su campaña electoral, para la unidad del Partido Demócrata y para la posición de Estados Unidos en el mundo”.