Las banderas rojas comienzan en el Aeropuerto Nikola Tesla de Belgrado y se extienden a lo largo de la autopista hasta el centro de la capital de Serbia. Esto es la forma en que Serbia muestra que está orgullosa de su “amistad inquebrantable” con China, y da la bienvenida a Xi Jinping a Belgrado. En el Western City Gate, más conocido como la Torre Genex, una torre entera está envuelta en los colores nacionales de China. Solo por si acaso, hay un cartel de Hisense, el fabricante chino de electrodomésticos que abrió una fábrica de refrigeradores en Valjevo, al oeste de Serbia, el año pasado.
En algunas partes de Europa, la agenda del presidente chino podría haber levantado sospechas. Después de todo, no es común que Serbia forme parte de una gira de tres paradas de un líder internacional de tal envergadura. Pero Serbia ha estado fortaleciendo su relación con China en los últimos años, incluso mientras continúa con las negociaciones para unirse a la Unión Europea.
Es probable que el Sr. Xi utilice su viaje para resaltar sus críticas a la OTAN. Su visita coincide con el 25 aniversario de los ataques aéreos de Estados Unidos a la embajada china en Belgrado. Y en un editorial para el periódico serbio Politika, el presidente dejó claro que las heridas de ese incidente siguen abiertas.
“Nunca debemos olvidar”, escribió. “El pueblo chino valora la paz, pero nunca permitiremos que se repita una historia tan trágica”.
Ese tipo de retórica resuena en Serbia, donde la gran mayoría de las personas se oponen a la membresía en la OTAN. Ese es un factor clave en por qué esta parada en la gira europea del Sr. Xi tiene mucho sentido.