El cierre temporal o la operación restringida de clínicas dentales durante confinamientos y períodos de restricciones intensificadas ha sido una de las principales repercusiones de la epidemia. Con el fin de dar prioridad a la atención dental de emergencia y reducir el peligro de transmisión del virus, las citas dentales de rutina, los servicios preventivos y los procedimientos electivos fueron cancelados o pospuestos.
Las prácticas dentales también están enfrentando problemas operativos como resultado de la introducción de procedimientos reforzados de control de infecciones, requisitos de equipo de protección personal (EPP) y protocolos de distanciamiento social. Aunque estas precauciones son esenciales para la seguridad tanto de los pacientes como del personal, han aumentado el tiempo y los recursos necesarios para cada visita y pueden haber causado retrasos en la programación de tratamientos regulares.