Por Nathan Layne
NUEVA YORK (Reuters) – Reuniones con dignatarios extranjeros en Trump Tower. Una visita escenificada a una tienda de conveniencia en el bastión demócrata de Harlem en la ciudad de Nueva York. Comentarios diarios transmitidos en la televisión nacional por cable desde fuera de la sala del tribunal, y una avalancha de publicaciones enojadas en su plataforma Truth Social.
En medio de su juicio por sobornos en Nueva York, el ex presidente republicano Donald Trump está probando los límites del dicho de que no hay publicidad mala. Incluso si estás postulándote para el cargo más alto del país.
En su tercera carrera hacia la Casa Blanca, Trump está utilizando la atención mediática elevada para amplificar sus afirmaciones de persecución judicial mientras intenta aparecer presidencial al reunirse con líderes o enviados de aliados de los Estados Unidos, quienes han demostrado estar dispuestos a visitarlo a pesar de enfrentar decenas de cargos en cuatro casos penales separados.
Los medios están prohibidos de transmitir el juicio de Trump y él es un mero observador en los procedimientos. Antes de que el juicio comenzara el 15 de abril, el debate se centraba en cómo Trump equilibraría su candidatura con su doble papel como acusado atrapado en un tribunal fuera de la vista del público la mayor parte de cuatro días a la semana.
Con sus movimientos limitados, Trump y su campaña han capitalizado la “audiencia de millones” que otorgan las cámaras que siguen cada uno de sus movimientos, dijo la consultora republicana Jeanette Hoffman, incluyendo sus visitas escenificadas a la tienda de conveniencia, o bodega, en Harlem y con trabajadores sindicales en un sitio de construcción en Midtown Manhattan.
“Ninguna campaña querría tener a su candidato en la sala del tribunal en lugar de con los votantes en la campaña electoral”, dijo Hoffman. “Pero también creo que son inteligentes al maximizar sus momentos de apoyo frente a la cámara durante el juicio”.
Sin embargo, Trump no ha tenido un mitin de campaña desde que comenzó el juicio, aunque se planean dos para la próxima semana en los estados disputados de Michigan y Wisconsin. Una tormenta entrante lo obligó a posponer abruptamente un mitin en Carolina del Norte el 20 de abril. En su día libre del juicio esta semana, jugó al golf.
Las encuestas de opinión sugieren que aunque Trump intente sacar lo mejor de una mala situación, el juicio conlleva riesgos políticos. Muestran que algunos votantes republicanos podrían volverse en su contra si se convierte en un delincuente convicto, lo que le costaría un apoyo crucial en una revancha electoral reñida el 5 de noviembre con el titular demócrata Joe Biden.
Los detalles sórdidos que se están aireando en el juicio, en torno a los pagos a mujeres con las que se supone que Trump se acostó, podrían alienar a las votantes mujeres que necesita ganar en noviembre, dijo Tricia McLaughlin, ex directora de comunicaciones del ex candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy.
ABRAZANDO LA ‘PANTALLA DIVIDIDA’
La Casa Blanca de Biden ha adoptado un efecto de pantalla dividida, buscando establecer una fuerte contraposición entre Trump como acusado criminal y Biden como presidente que elogia su trabajo en beneficio de los estadounidenses en los estados disputados que deciden las elecciones en Estados Unidos.
Trump también ha recurrido a Truth Social, su plataforma de redes sociales donde cuenta con poco menos de 7 millones de seguidores, para retratar el juicio como una “caza de brujas” e interferencia en las elecciones mientras acusa al juez de tener conflicto de intereses.
El 15 de abril, cuando comenzó el juicio con la selección del jurado, lanzó una ráfaga de 74 publicaciones, más del doble de su promedio diario este año, según un análisis de Josephine Lukito, profesora asistente en la Universidad de Texas en Austin.
Más importante que la limitada audiencia de Truth Social, dicen los analistas políticos, es el efecto amplificador de los radiodifusores de televisión que informan regularmente sobre las publicaciones de Trump, algunas de las cuales los fiscales dicen han violado la orden de silencio del juez que prohíbe los ataques a los testigos.
Sin embargo, las repetidas acusaciones de Trump de una caza de brujas podrían tener un rendimiento decreciente en forma de menos cobertura mediática si persiste en decir lo mismo todos los días.
Sin embargo, “la idea de que está silenciado es una broma”, dijo Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicaciones de la Universidad de Pensilvania. “Lo que le está dando el juicio es la oportunidad de marcar sus apariciones con acceso a la cámara respaldado por Truth Social”.
Trump enfrenta cargos penales en Nueva York por falsificar registros comerciales para encubrir un pago de dinero para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels, un movimiento que los fiscales dicen estaba destinado a influir en las elecciones de 2016.
Cuando se anunciaron los cargos hace un año, Trump comenzó inmediatamente a hacer campaña al respecto, pintándose a sí mismo como víctima de un sistema de justicia a dos niveles que apunta a los republicanos. Los fiscales han desestimado las afirmaciones como falsas.
La portavoz de la campaña de Trump, Karoline Leavitt, predijo que el caso se volverá en su contra. “A medida que esta caza de brujas continúe, el apoyo al presidente Trump de estadounidenses de todos los ámbitos seguirá creciendo mientras ven a Joe Biden y a los demócratas montar este juicio fraudulento seis meses antes de las elecciones”, dijo.
Los cargos fueron presentados por el fiscal de distrito de Manhattan, un demócrata electo; la administración de Biden no está involucrada.
MEZCLANDO HARLEM CON POLÍTICA EXTERIOR
El juicio de Trump no ha disuadido a algunos dignatarios extranjeros de pasar por su casa en Trump Tower para verlo, permitiendo que sus ayudantes orquesten una serie de momentos amigables para la campaña que lo muestren comprometido con temas importantes como la guerra en Ucrania.
El presidente polaco Andrzej Duda y el ex primer ministro japonés Taro Aso han mantenido conversaciones con Trump allí, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores británico, David Cameron, lo conoció en el complejo Mar-a-Lago de Trump la semana anterior al inicio del juicio.
Pero fue la visita de Trump la semana pasada a la bodega de Harlem la que destacó para el estratega republicano Charlie Gerow, quien no está involucrado en la campaña de Trump.
Gerow dijo que fue una hazaña notable orquestar una parada en un área generalmente hostil a los republicanos y que la cobertura resultante fuera positiva.
“El pequeño desvío a la bodega la semana pasada fue puro genio político”, dijo.