Cientos de miles de personas protestan contra el acuerdo del primer ministro español con los separatistas.



Protests and Political Tensions Continue in Spain

Las protestas de las últimas semanas han tomado un giro violento, con hinchas de fútbol de derecha y otros extremistas infiltrándose en las multitudes. Algunas protestas organizadas por Vox se volvieron violentas cuando sus seguidores vandalizaron la sede del partido Socialista. El sábado, Pedro Gil, de 57 años, caminó frente a la sede protegida por 11 furgonetas antidisturbios y la policía mientras se dirigía a la protesta.

“El acuerdo es corrupción”, dijo, con una bandera española atada alrededor de su cintura. Dijo que el acuerdo del primer ministro con Juntos por Cataluña pone a los secesionistas por encima de la ley. Sin embargo, reconoció con un encogimiento de hombros que “Sánchez será presidente, por supuesto”.

Se espera que el Parlamento vote, posiblemente esta semana, para otorgar al Sr. Sánchez, que cuenta con suficiente apoyo, un nuevo mandato. Aunque los detalles del acuerdo que allanó el camino para él no estaban claros, parece permitir que los líderes separatistas autoexiliados, incluido el Sr. Puigdemont, regresen a España y posiblemente incluso se postulen nuevamente para un cargo.

El partido Junts ha dicho que seguirá presionando para un referéndum sobre la independencia de Cataluña, pero que ya no lo hará de forma unilateral e ilegal. En cambio, buscará la autorización del primer ministro, el Parlamento y el rey de España, como estipula la constitución. Para la furia de muchos de los manifestantes el domingo, Junts seguirá exigiendo que Cataluña, una región rica, conserve más de sus ingresos fiscales.

Hana Jalloul Muro, quien encabeza la política internacional del partido Socialista, dijo que el acuerdo es un reflejo del diálogo que ha hecho popular al partido en Cataluña y “ha bajado la tensión” allí. Según ella, desarmará la explosiva cuestión de la secesión, trayendo más, no menos, unidad a España.

LEAR  El estratega tranquilo y temido detrás del ascenso de Modi