Diez años después, los liberianos recuerdan a quienes murieron en el brote de Ébola.

MONROVIA, Liberia (AP) — Liberia se reunió esta semana para conmemorar una década desde que el país fue golpeado por un devastador brote de ébola que mató a más de 10,000 personas en África Occidental, sumándose a los problemas económicos y políticos de la región.

El segundo miércoles de marzo en Liberia, Día Nacional de la Decoración, siempre es un día de recuerdo y este año la gente se reunió en un lugar conmemorativo donde muchos de las víctimas del virus fueron enterradas fuera de la capital, Monrovia, para rendir homenaje a familiares y amigos. Fue un sombrío hito para aquellos que perdieron a sus seres queridos a causa del virus, aunque el estigma cultural lleva a muchos a insistir en que murieron por otras causas.

El brote de ébola mató a unas 11,000 personas principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea, según las Naciones Unidas. Liberia fue declarada libre del virus en 2016, luego de casi 5,000 muertes.

Muchos liberianos que perdieron seres queridos durante el brote niegan que el virus haya sido el culpable. El estigma y el miedo a la enfermedad siguen siendo generalizados en la población sobreviviente.

Yasa Johnson le dijo a The Associated Press que ha cuidado de sus hermanos menores desde que el ébola mató a su madre.

“He venido para honrar a mi madre”, dijo en el Sitio de Entierro Seguro de Disco Hill en el Condado de Margibi, donde muchas víctimas fueron enterradas en las afueras de la capital.

Unas 4,500 personas están enterradas o cremadas en el sitio, informó el Instituto Nacional de Salud Pública de Liberia. Familiares se agruparon llevando flores y cantando canciones religiosas.

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Elizabeth Brown y su esposo, quienes dirigen un orfanato para niños que perdieron a sus padres por el virus, también vinieron a rendir homenaje.

“Me entristece, porque sus vidas fueron truncadas demasiado pronto”, dijo. “Solo queremos ayudarlos”.

Desde el brote, Liberia ha estado marcada por continuas luchas económicas. Su recién electo presidente, Joseph Boakai, de 79 años, asumió el cargo en enero con la promesa de arreglar la economía, mejorar la seguridad y combatir la corrupción.