Después de lograr que Apple adoptara el USB-C, la Unión Europea ahora busca que la empresa de Cupertino abra su ecosistema a la competencia. La sorprendente transición de Apple del icónico conector Lightning a USB-C en los iPhone 15, presentados recientemente, fue resultado de la presión ejercida por la UE. No obstante, el organismo europeo no se detiene aquí y ya está contemplando nuevas medidas para imponer a la gigante tecnológica con sede en Cupertino.
Thierry Breton, Comisario europeo de Mercado Interior y Servicios, hizo estas afirmaciones después de reunirse con Tim Cook, CEO de Apple, en Bruselas. En declaraciones a Reuters, Breton sugirió que, en virtud de la reciente Ley de Mercados Digitales, Apple debería “abrir sus puertas a los competidores”.
La Directiva de Mercados Digitales (DMA) establece reglas que impactan directamente a las grandes compañías tecnológicas como Amazon, Google, Meta y, por supuesto, Apple. Una de estas normas implica la obligación de facilitar a los usuarios la transferencia de su información entre distintos ecosistemas y plataformas.
Breton destacó que los usuarios de iPhone deberían tener acceso a servicios competitivos de diversos proveedores, ya sea en el ámbito de la cartera electrónica, el navegador o las tiendas de aplicaciones. Afirmó que la DMA respalda la innovación sin comprometer la seguridad y la privacidad.
Apple, por su parte, no ha respondido directamente a las declaraciones de Breton, pero en el pasado ha expresado su desacuerdo con la idea de la UE de forzar la apertura de su ecosistema. La compañía ha argumentado preocupaciones sobre posibles riesgos para la privacidad y la seguridad de los usuarios.
Esta disputa plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la competencia y la protección de la privacidad en el ámbito tecnológico. Mientras que la UE defiende que sus regulaciones fomentan la innovación sin comprometer la seguridad, Apple insiste en la importancia de mantener un control cerrado para proteger a sus usuarios.
El futuro de la relación entre la Unión Europea y Apple sigue siendo incierto, pero las tensiones entre la regulación y la autonomía de las grandes empresas tecnológicas prometen continuar.