Un día después de que el Presidente Trump ordenara la suspensión de la asistencia militar estadounidense, diplomáticos y políticos ucranianos se apresuraron el martes a encontrar una forma de salvar su alianza con Washington mientras la nación, cansada de la guerra, se preparaba para la posibilidad de tener que luchar sin el apoyo de Estados Unidos.
Con la Casa Blanca y el Kremlin cada vez más alineados, Ucrania buscaba reforzar el apoyo de sus aliados europeos, muchos de los cuales ofrecieron garantías el martes. Los funcionarios militares estaban evaluando cuánto tiempo durarían los propios suministros de Ucrania antes de que la situación provocara lagunas críticas en el frente.
El Presidente Volodymyr Zelensky de Ucrania no comentó directamente sobre la suspensión de la ayuda, que afectará a más de $1 mil millones en armas y municiones en proceso de entrega y pedidas, pero convocó a líderes civiles y militares para discutir “asuntos especiales relacionados con nuestra capacidad de resistencia nacional”.
“Estamos trabajando en todos los escenarios posibles para proteger a Ucrania”, dijo Zelensky en su discurso nocturno a la nación el lunes. “El escenario de base es mantener posiciones y crear condiciones para una diplomacia adecuada, para poner fin lo antes posible a esta guerra con una paz digna”.
En comentarios que parecían dirigidos a abordar las acusaciones del Presidente Trump de que no quiere la paz, el Sr. Zelensky añadió: “Necesitamos paz, una paz real, justa, no una guerra interminable. Y necesitamos garantías de seguridad”.
Una reunión de emergencia en el parlamento ucraniano fue convocada el martes para evaluar el impacto de la última presión de la administración Trump, mientras que los soldados en las trincheras se despertaron con la noticia de que una guerra ya agotadora podría volverse aún más desafiante y brutal.
La decisión de suspender la entrega de ayuda llegó tres días después de una reunión explosiva en la Casa Blanca en la que el Sr. Trump criticó al Sr. Zelensky y lo llamó ingrato, una ruptura en las relaciones que podría ser difícil de reparar.
En las calles y en los pasillos del gobierno de Ucrania, hubo gritos de traición. Pero más que enojo, había un sentimiento de tristeza e incredulidad.
Lo primero que vino a la mente al escuchar la noticia fue la frase del Presidente Franklin D. Roosevelt de que “esta fecha quedará grabada en la infamia”, dijo Oleksandr Merezhko, presidente del Comité de Asuntos Exteriores del parlamento en una entrevista. “Fue una especie de Pearl Harbor, un Pearl Harbor político para nosotros”.
Es aún más doloroso, dijo el Sr. Merezhko, “cuando no viene de tu enemigo, sino de quien consideras tu amigo”.
“Esto es terrible”, añadió. “Es como la peor traición”.
Mykhailo Samus, director adjunto del Centro de Estudios de Conversión y Desarme del Ejército en Ucrania, una institución independiente, dijo que la interrupción de la ayuda significaría “que Estados Unidos está llevando a cabo una operación conjunta con Rusia para forzar a Ucrania, la víctima de la agresión, a rendirse”.
“Las consecuencias serían un golpe a la posición de Estados Unidos como líder anterior del Occidente”, agregó.
El impacto en Ucrania también sería severo y crecería con el tiempo, dijo el Sr. Samus. Pero “si Trump piensa, o sus asesores piensan, que hay algún tipo de interruptor que apaga las Fuerzas Armadas de Ucrania”, agregó el Sr. Samus, entonces la administración no comprende fundamentalmente por qué los ucranianos están luchando, su voluntad de continuar y la dinámica actual en el campo de batalla.
Los líderes europeos, que se reunirán en Bruselas el jueves para discutir tanto el apoyo a Kyiv como la urgente necesidad de que Europa fortalezca sus propias capacidades militares, se apresuraron a salir en defensa de Ucrania el martes por la mañana.
Ursula von der Leyen, quien encabeza el brazo ejecutivo de la Unión Europea de 27 naciones, dijo: “Este es el momento de Europa y debemos estar a la altura”.
Apareciendo en Bruselas, propuso un nuevo programa que
haría que 150 mil millones de euros en préstamos a los estados miembros financiaran la inversión en defensa.
La viceprimera ministra británica, Angela Rayner, dijo que la suspensión de la ayuda militar de América a Ucrania era “un momento muy serio”. Pero dijo a la BBC que el Primer Ministro Keir Starmer seguiría trabajando con Estados Unidos, Europa y Ucrania para lograr una paz duradera.
Al preguntarle si el Sr. Starmer podría lamentar su reunión cordial de la semana pasada con el Sr. Trump y la invitación a una segunda visita de estado, dijo que el Sr. Starmer “no elegirá entre EE.UU. y Europa”.
El Kremlin, como era de esperar, se alegró de la última noticia.
“Si es cierto, entonces esta es una decisión que realmente podría empujar al régimen de Kyiv a un proceso de paz”, dijo Dmitry S. Peskov, portavoz del Kremlin, a los periodistas.
“Es obvio que Estados Unidos ha sido el principal proveedor de esta guerra”, añadió. “Si EE.UU. detiene esos suministros, será la mejor contribución a la paz, creo”.
Sin embargo, ucranianos y analistas militares occidentales dijeron que en lugar de acelerar el fin de la guerra,
el movimiento podría dar a Moscú aún más incentivos para seguir luchando. Señalaron que fue el Sr. Putin quien inició la guerra y cuyo ejército está en ofensiva, aunque lentamente.
“No hay evidencia de que Rusia esté preparada para aceptar un acuerdo, y qué sería eso”, dijo Malcolm Chalmers, director adjunto general del Real Instituto de Servicios Unidos, un grupo de investigación en Londres. “De hecho, esta decisión animará a Putin a pedir más, incluyendo la desmilitarización y neutralidad ucranianas”.
La pausa detendrá la entrega de misiles interceptor para los sistemas de defensa aérea Patriot y NASAMS, que han salvado un número incalculable de vidas al proporcionar el mejor escudo para las ciudades y la infraestructura crítica de Ucrania contra los ataques de misiles y drones.
Aunque analistas militares y funcionarios ucranianos han dicho que Kyiv está en una mejor posición para mantener su esfuerzo de guerra que en finales de 2023, cuando el Congreso suspendió la asistencia durante meses, el movimiento tendrá efectos en cascada que crecerán con el tiempo.
Liubov Sholudko, Kim Barker, Jeanna Smialek y Stephen Castle contribuyeron a este informe.