Es fácil ver por qué un estado agitado es considerado desagradable, desafortunado y generalmente no deseado. Sin embargo, considere que tal estado también puede producir una gran belleza. Es la agitación la que convierte las piedras ásperas en gemas pulidas, los acantilados escarpados en playas arenosas y las mentes desconocidas en sabios. Mantén la esperanza y espera el cambio.
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